9 de abril de 2019

7 Notas... Mi particular pentagrama





DO


Clara permanecía en su cuna, siempre bufando, según contaba su madre, sin conciliar el sueño, quizá ya andaba enfadada con la vida, tenía el pañal sucio o su estómago pedía comida, no podía recordarlo. Lo cierto es que desde la insulsa visión que le ofrecía esa perspectiva ella no se sentía cómoda. Optaba por los quejidos, por esa retahíla de jumm, jummm, jummm que taladraba el oído de su progenitora. Quería salir de ahí, ver el mundo, descubrir rincones con la mirada, era una niña curiosa e inquieta, no soportaba esa calma. Desconocía que ya desde ese momento se estaba fraguando su personalidad, que esa faceta de inconformista la iba a acompañar toda su vida y que a ojos de los demás siempre parecería estar quejándose. Pero no era del todo así, aquellas palabras que su madre le recitaba, hacían ya mella en su cabecita y solo así se calmaba.
Cuando su madre la arrullaba contra el pecho y ella sentía el latir de su corazón, el calor de su cuerpo, hallaba paz y entonces esta comenzaba a cantar y Clara abría mucho esos ojillos marrones y sonreía. Apretaba esas desnudas encías y sabía que pronto serían esa arma de la que mamá le hablaba, esa que describió el poeta y que musicalizó el cantante… Aquella nana, aquella cinta, aquellos versos la acompañarían toda su vida y la confortarían en muchas noches de soledad, en la que desde su cama quizá sintiese el peso de los barrotes de aquella cuna, de la vida, que no la dejaban descubrir el mundo.
Su nana era una nana de versos cálidos y desesperados que un poeta escribió desde su fría celda.

“Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.”




RE

Paula miraba a través de la ventana, se veía el mar, apenas tenía siete años y ya para ella la soledad, la música y ese azul de fondo eran el todo en su vida. Sobre aquella colcha de muñecos reposaba su radiocasete mono, con grabadora y su correspondiente asa para poder transportarlo, sonaba Parchis. Hacía viento, por eso sus padres aún no habían decido bajar a la playa, pero a ella poco le importaba, era feliz así. A ratos su hermano pequeño irrumpía en la habitación, ella le ordenaba marcharse, era su momento.
Rebobinaba una y otra vez un par de canciones, le recordaban a ese compañero de colegio que había despertado en ella ¿el amor? A qué se le llama amor con esa edad. Lo cierto y verdadero es que llevaba todo el verano pensando en él y temía que al terminar este y volver a la escuela él se hubiese olvidado de ella. 
A él también le gustaba Paula, los niños se lo habían contado durante uno de los recreos y cuando ella sonrió y confesó, se hicieron novios. Un novio a los siete años… Qué cosas. A partir de entonces, cuando durante un partido de fútbol él marcaba un gol se lo dedicaba, le prestaba sus lápices de colores y otras veces le traía una flor salvaje que había arrancado del patio. Ella se sonrojaba y se dejaba coger de la mano, incluso una vez, jugando al conejo de la suerte él le dio un beso en la mejilla y ella, de vergüenza, sintió arder el cachete.
Qué largos se hacían los veranos en la infancia, el tiempo parecía no pasar…
Su madre tocó la puerta y la avisó de que su amiga la buscaba para salir a jugar. Paula pausó la cinta, le dijo que salía en tres minutos, dio al play, una vez más, y cantó…

“De recuerdo me quedan sus colores
Las hojas del cuaderno
Dice amor entre borrones”




MI

Al filo de las siete de la tarde, cuando el calor comenzaba a remitir, Inma y Natalia se reunían en la plazoleta y comenzaban a soñar. El resto de la pandilla jugaba a Marca, Pies quietos o Beso, verdad y atrevimiento. Ellas no, con aquel casete al que le fallaba la pletina, se montaban su propia historia e imaginaban que David, Rafa, Dani y Javi estaban allí, en un improvisado escenario detrás del kiosco. Y cantaban para las dos, mientras ellas lucían esas camisetas, a juego, que se habían comprado unas semanas atrás. Inma siempre se pedía estar a los pies de David, justo debajo del micro, Natalia, a su derecha, prefería contemplar a Rafa, que tenía pinta de malote y además tocaba la guitarra, instrumento que la perdía y que algún día aprendería a tocar (no lo hizo).
En plena adolescencia las canciones de aquellos cuatro chicos eran todo para ellas, se sabían cada una de las letras y se desgañitaban cantándolas a viva voz, sentadas en aquellos escalones de su barrio. Un concierto, real, juntas, eso era lo que más ansiaban aquellas dos chicas. Natalia había tenido la suerte de verlos el pasado septiembre, pero Inma no y era de ley que su deseo se cumpliese, nada las hacía sospechar que lo haría, aunque más de veinte años después.  Pero tenían aquellas tardes de verano para vivir y pasarlo bien, para dedicarle, de soslayo, una mirada al chico que les gustaba y susurrar eso de:

“Siempre que abras tus libros viejos del colegio
Y veas mi nombre escrito en aquella página,
Que no recuerdas cual es.
Sonreirás y a la media hora te darás cuenta
De que has pensado tanto
Que no recuerdas ni qué día es…”





FA

Sofía dio un portazo y se encerró en su habitación, estaba harta, siempre la misma cantinela, las mismas historias, estaba harta de su madre, de los estudios, de los castigos, de que él no la llamase. Era rebelde, lo sabía, pero que otra cosa se puede ser a esa edad, con diecisiete años tienes que querer comerte el mundo y creer que estás en posesión de la verdad todo el tiempo, eso era así o al menos así lo sentía ella.
El concierto era en apenas unas horas y llevaba semanas con la entrada comprada, estaba todo planeado, al fin iba a ver a su cantante favorito en concierto, ya se quedó con las ganas un par de años atrás, esta vez se negaba a que fuese así. Además presentaba su nuevo disco, el 3, su favorito, el que contenía aquella canción que de alguna forma estaba viviendo y cuyo título era el sello de sus escritos.
Tenía que idear el plan, ablandar el corazón de su madre, pero en ese momento solo podía sentir rabia y llorar. Y todo por no haber sacado la basura, si es que tenía narices la cosa.
Miraba aquella camisa negra que su tía le había hecho, la iba a estrenar ese día, se negaba a que no fuese así. Su amiga no tenía porque pagar por ella, su madre tenía que entender eso.
Entonces se tragó las lágrimas, e hizo lo más complicado pero lo más conveniente dadas las circunstancias, engullir también su orgullo.
Al filo de las nueve, con su camisa negra y el paquete de Chester en el bolsillo trasero del vaquero, su amiga y ella corrían por la pista. Nunca se cansarían de vivir deprisa y de cantar a pleno pulmón.

“Ven te daré todos mis sueños
Que vivo de ilusiones
Y así no sé vivir
Si aunque no quiera pienso en ti
Y el fuego en que me quemo
Quiero morir en tu veneno
Beberlo de tu piel y mi piel.”




SOL

Sábado por la noche, cuatro amigas, en PK2, su bar de siempre, cuatro chupitos para empezar y el DJ, que las conoce, pincha a Alanis. Cristina se queja de sus notas en matemáticas, está cansada de hacer números que nunca le cuadran y bajan su nota media, es la rarita del grupo, la empollona, la que pasa de historias y aún no se ha lanzado al vicio del tabaco. Para ella su canción es Ironic y cuando suena se abstrae del mundo. Miriam se queja de que ese vaquero le aprieta, está harta de hacer dietas y salivar cuando sus amigas se comen por pares los paquetes de patatas en los descansos del instituto. Le agobia el hecho de que el pelo se le rice y se le rompan las uñas, ella es la típica chica mona que siempre quiere ir perfecta, no le gusta esa música, pero la aguanta por sus amigas. Carmen es la que no se entera de nada y vive en una extraña inocencia, suspira por ese chico del equipo de voleibol, pero como no le hace caso se ha liado con su amigo para darle celos. Aún luce un el bronceado de su veraneo en la playa y sabe que eso, junto a su bonita figura, la hace estar en ventaja frente a sus amigas, cosa que no confiesa pero que le agrada, su canción, Forgiven.
Alicia pide el segundo chupito de la noche, quiere olvidar, está jodida, tiene el corazón partido, sus sospechas fueron ciertas, él la dejó poco después de volver aquel verano. En sus adentros se formula una promesa, ha sido el primero en dejarla y será el último, desde ese momento ella se les adelantará. Cuando suena You Oughta Know se desata, contiene las lágrimas y alza la voz, su canción.

“And I'm here to remind you
Of the mess you left when you went away
It's not fair to deny me
Of the cross I bear that you gave to me
You you you oughta know.”




LA

Aquel año Blanca cruzaba por primera vez el charco, volaba junto a su amiga para cumplir uno de sus más queridos sueños, asistir a un concierto de Bon Jovi en su tierra natal, Nueva Jersey. Desde que se conocieran, años atrás, se las habían pasado planeando aquella escapada y finalmente había llegado el momento de hacer realidad lo que parecía tan lejano.
Allí, en una de las últimas gradas, arriba, mucho, Blanca se olvidó durante más de tres horas de su vértigo y lloró de emoción, de satisfacción… El estar allí le hacía mantener la fe… Hay sueños que tardan un poco más, pero acaban por cumplirse…

“Stick to your guns
Ain't nobody gonna hurt you, baby
You can go for the trigger
But only if you have to
Aim from the heart
Some will love and some will curse you, baby”




SI

Aquella noche María se situó al fondo de la sala, lo cierto es que siempre solía hacerlo en los conciertos a los que acudía. Tenía sus motivos, el sonido, las luces, la gente, cada vez soportaba menos el hecho de sentirse entre la multitud y aunque aquel grupo no abarrotaba estadios, lo cierto es que se alegraba al ver que habían llenado el local. Esa noche además llevaba la premisa de no querer ser descubierta, por eso había acudido sola, ni siquiera sus amigas sabían que estaba allí. Se las ingenió para llegar con los componentes ya en el escenario y se marcharía justo antes de que estos bajasen, quería ser como la espectadora fantasma…  En el fondo era una estupidez, una de las muchas que cometía, tampoco tenía sentido el mantenerse oculta, si él no iba a reparar en ella, no lo hacía de normal, mucho menos estado encima de un escenario tocando la guitarra. Ella quería creer que sí, que de alguna forma él esperaba su presencia y que ella en su, también estúpido, orgullo fingiría no haber estado.  A la edad que se gastaba y aún no había dejado de engañarse por amor.  Llevaba tres años esperando que él tocase para ella… Su otra estupidez, que soñar es gratis… Y agazapada detrás de una columna lo observaba, a veces el gesto serio, reconocía que adoraba verlo así, entre perdido y concentrado. Y entonces de la nada sonreía y ella lo hacía también. Al igual que él, trataba de seguir el ritmo con el pie, volaba en cada acorde… Cerraba los ojos y sí, tocaba para ella, solo para ella…

Does that make me crazy?
Does that make me crazy?
Does that make me crazy?
Possibly







Objetivo 3: Escribe un relato en el que la música tenga un lugar importante.

Objetos 10 y 11: Un instrumento musical y lápices de colores

Este relato participa en el #OrigiReto2019 creado por @Musajue pincha aquí @Stiby2 pincha aquí


20 comentarios:

  1. ¡Hola de nuevo, preciosa!

    Muy buen relato, me gusta el toque de las notas y la forma que tienes de hilarlo todo, y los objetos muy bien colocados, que hasta que no he llegado al final no he caído en cuáles eran.

    ¡Hasta la próxima, guapa!

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    1. Gracias mi niña, lo de las notas se me ocurrió a última hora jeje. Muchos besitos preciosa.

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  2. Hola nena :)
    Qué recorrido tan chulo por los conciertos, de una edad a otra, con sentimientos distintos pero con la música siempre presente. Parece mentira la de recuerdos que guardamos con las canciones. Las que has puesto son preciosas
    Muchos besos corazón!

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    1. Gracias nenita, tú ya sabes como soy yo con la música, es parte de mi vida... A todo le pongo Banda Sonora jeje. Muchos besos nena!!

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  3. ¡Hola!
    Me encanta, has recorrido distintas épocas, volví por un momento a mi pasado y ha esos recuerdos maravillosos. Hace mucho que no escuchaba a Alanis, hasta intentaba vestirme como ella, jajajaja. Es una recopilación de varias etapas y te ha quedado chulísimo.

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    1. Gracias, es eso, la música marca mi vida y he aquí una muestra. Alanis también fue mi obsesión, me encanta!!

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  4. ¡Hola!
    Me ha parecido u relato precioso, tanto por cómo está distribuido, utilizando las notas para separar relatos,como por lo intrínsecamente relacionadas que están cada una de las historias con una o varias canciones porque, al final, todos asociamos momentos de nuestra vida o personas a cierta música y lo has reflejado de una manera muy bonita, además de redescubrirme algunas canciones que hacía mucho que no escuchaba.

    Un saludo y nos leemos pronto

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    1. Gracias, y tan relacionadas que están, que te lo digo yo... Es eso, muchas canciones hacen un recuerdo más vivo de lo que pasó. Yo no sé vivir sin música.

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  5. Una estructura muy original, y una currada impresionante para pensar en la música de cada etapa, redactar lo apropiado y poner el enlace de cada "copla". Enhorabuena.

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    1. Gracias, nada, solo tuve que escarbar en mi pasado... Y sí, me parecía lo corrector poner de que canción o grupo hablaba, así lo hace más real, creo.

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  6. Estupendo relato, que mejor forma de que la música tenga significado que relatar a través de ella. Estupenda idea y muy bien llevada a cabo, genial lo de ponerlo por notas aunque es una pena no conocer todas las canciones... aunque la historia del Mi me ha dado mucha nostalgia a pesar de no conocer la canción tampoco xD suena mucho a clase a adolescencia, a cole y a la inocencia del primer amor y de esa mejor amiga... y me ha sonado muy natural y auténtico.

    Enhorabuena por el relato ^^

    .KATTY.
    @MusaJue

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    1. Muchas gracias Kat!! No conoces a Hombres G?? Ainsss, la historia de MI es... Anda que no lo disfrutaban... Mil veces hablan de volver a esa época, por lo sé ;). Besos.

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  7. Muy buenas! Qué bonitas historias, me han gustado mucho. Esperaba que de alguna manera se relacionasen al final todos los relatos, pero aunque no ha sido así me han gustado mucho por separado. Mi favorito es el Mi, que denota muchísima imaginación y me ha recordado a mi infancia viendo los grupos de pachanga y pensando que eran realmente los grupos que adoraba y quería ver en directo.
    También me ha gustado mucho el fa, por esa sensación de cagarla entera por una tontería como no sacar la basura ¿quién no lo ha vivido alguna vez? me ha encantado que finalmente todos los relatos fuesen felices, tenía miedo de que alguno hablase de seres queridos perdidos, porque es una de las cosas que a mí más me evoca la música.
    Un abrazo, genial relato y súper original!

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    1. Muchas gracias nena!! Te digo yo que guardan relación, jiji. Y como le decía a Kat, la época MI es la más guay, junto con DO y RE... FA, pá mi que era especialista en liarla siempre jajaja. Y bueno, aunque a mí la música tmabién me pone triste, vamos escojo la canción para el perfecto machaque jajaja, de normal lo que me da es vida y buen rollo, así que... Y joo, a mi es que todavía no me ha tocado eso de relacionar canciones con perdidas... Ainss. Besos.

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  8. Que idea tan interesante

    La verdad es que enlazar las microhistorias con el hilo conductor de la música me parece una forma muy bonita de cumplir con este objetivo.
    Me gustan especialmente las primeras escenas, no sé si porque me pica la nostalgia o porque veo en ellas una ternura que envuelve a las imágenas.

    Genial trabajo

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    1. Gracias, como he dicho, por ahí arriba, la música siempre ha estado en mi vida y tengo varios escritos en relación a ella, así que busqué la forma de hacer algo distinto...

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  9. Ay Nata que bonica la música y el repaso... *_*

    Genial como siempre :)

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  10. Debo partir diciendo que tu relato me ha emocionado. Está cargado de sentimientos y logras a través del hermoso arte de la música conectar historias. Está pulcramente escrito, con una estructura semántica a mi gusto perfecta, por lo que no puedo mas que felicitarte. Ha sido el relato a la fecha que ha logrado ponerme la piel de gallina. No podría elegir una historia como la mejor, sino que en su conjunto realizan una armonía preciosa y perfecta.
    Muchos saludos desde Chile

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    1. Mil Gracias!! Si llega es que cumple su objetivo, la música es algo que amo y sin lo que no sé vivir, así que... Saludos tb para ti. Algún día iré a Chile!!

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